Vocación

Panteon2

En un momento de nuestra existencia, nunca es demasiado tarde ni demasiado pronto (Camino, 254), se ponen en marcha fuerzas en nuestro interior que nos hacen adoptar una actitud fundamental en toda nuestra vida orientándola hacia aquello que hemos descubierto como nuestra misión en este mundo: es la vocación, la mayor de las gracias que Dios nos concede. Al igual que el Señor tras un periodo largo de vida oculta, llegado su momento, se manifestó a todos los hombres, así nosotros, llegada nuestra hora, tomamos nuestra cruz y caminamos en pos de Él que es Camino, Verdad y Vida.

Hoy, 26 de enero de 2007 se cumplen 30 años del fallecimiento de Dietrich Von Hildebrand, la persona cuya obra cambió mi vida. Él me hizo ver la realidad tal cual es, a amar la verdad sin reservas. Me ayudó a distinguir lo importante en si mismo ( el valor) de lo subjetivamente satisfactorio y cómo la captación de los valores y la entrega a los mismos, dándoles la respuesta que objetivamente exigen, es la esencia de una vida verdadera y despiertaMe abrió los ojos para comprender que la reverencia, fidelidad, responsabilidad y veracidad son las actitudes fundamentales de la vida moral de las personas cuyo fruto es la bondad. Me enseñó, asimismo, que el corazón de las personas, que es el centro de nuestra afectividad, juega un papel tan esencial en nuestra vida, como la razón y la voluntad.

Por un misterioso designio de la Providencia, esas situaciones inverosímiles en que la infinita misericordia de Dios nos sitúa, Dietrich me acercó al Opus Dei  al que conocí en mi juventud. Ahora, después de un largo camino recorrido y desde la profunda libertad de quien elige sin que nada ni nadie le condicione, me llena de gozo volver a la casa de los hijos de San Josemaría. Espero que para mayor gloria de Dios.  Pido al Señor que me mantenga fiel, con la ayuda de Su Santísima Madre, en la tarea de santificarme en medio de la vida cotidiana.

Querer es a la vez no querer, como acertadamente dice Jean Guitton. Apuesto por mi condición de noble, la de hijo de Dios, sabiendo que la esencia de la cualidad de noble es que su sangre está siempre a disposición de su Rey.

También un día 26 pasaron al Padre San Josemaría y mi padre, Bernardino, de junio y noviembre, respectivamente. Por ello quise, en su memoria, dar a este día un significado especial que formará parte para siempre de mis hitos biográficos

Descubre más desde Bernardino Miñana

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo